HISTORIA HERBARIUM

Herbarium nació en el año 2006 de un sueño de Don Rubén, quien siempre estuvo inmerso en el mundo de lo natural y las ventas. Desde joven, le fascinaba investigar sobre plantas y su potencial. Trabajando en una empresa de productos naturales, un químico le enseñó a formular productos y aprovechar los beneficios de las plantas. Sin embargo, un día la empresa cerró abruptamente, dejando a todos sus empleados desempleados.

A pesar de la adversidad, Don Rubén decidió ayudar a sus compañeros a recolectar fondos para sobrellevar la situación. Con el dinero que recibió, llegó a casa y le presentó a su esposa, Doña Lidia, dos opciones: comprar comida o invertir en materia prima para crear productos naturales junto con el químico. Con el apoyo y decisión de Doña Lidia, optaron por pedir fiado y comprar lo necesario para comenzar.

El primer producto que desarrollaron fue el famoso Ungüento del Indio. Con ingenio, Don Rubén construyó una batidora a partir de un motor de lavadora vieja, ya que no podían permitirse comprar una nueva. Con lo que producían, comenzó a vender en la feria de Santa Ana, mientras un amigo le ayudaba con las etiquetas, confiando en que pagaría más adelante.

Aunque en la iglesia le dijeron que su proyecto no tenía futuro, Don Rubén y Doña Lidia no se rindieron. Decidieron seguir adelante con fe y esfuerzo, y poco a poco su empresa empezó a crecer. Pronto dejaron las ferias para vender en macrobióticas en San José. Doña Lidia, además de apoyar en la producción, asumió varios roles bajo nombres ficticios, desde ventas hasta créditos, para dar una imagen de empresa consolidada.

Uno de los momentos clave en el crecimiento de Herbarium fue cuando su hijo, que trabajaba como taxista, comenzó a involucrarse en el negocio familiar. Mientras realizaba sus recorridos, hacía entregas de productos a los clientes, pidiendo a sus pasajeros que lo esperaran. Eventualmente, la empresa creció tanto que Don Rubén le pidió que dejara el taxi para dedicarse de lleno a las ventas. Hoy en día, Remigio, su hijo, es uno de los mejores vendedores de la empresa.

Con el tiempo, Herbarium pasó de vender 4 productos a tener 10 ungüentos, y la creciente demanda los llevó a mudarse a instalaciones más grandes varias veces. Hoy en día, cuentan con su propia finca de plantas orgánicas, un laboratorio, y una planta de producción. La empresa, que comenzó en un momento de crisis, es ahora una fuente de empleo para más de 30 personas, fiel al legado de Don Rubén: ofrecer productos naturales de calidad, basados en investigación y amor por lo natural.

 

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